Juan del Campo guardará siempre en su memoria la imagen de las 45.000 personas que le siguieron en una de las cunas del esquí alpino, en la pista austriaca de Schladming. El bilbaíno pasó por tercera vez en su carrera a la segunda manga de una Copa del Mundo y terminó la prueba en el puesto 22º, el mejor resultado de su carrera hasta la fecha, marcando además el décimo mejor tiempo en la segunda manga.

¿Cómo está transcurriendo este año?

La verdad es que estoy muy bien. La preparación ha sido buenísima este año. El enfoque ha sido diferente. No tanto volumen de trabajo, ni tanta intensidad, sino hemos intentado trabajar de forma inteligente. Me encuentro muy bien físicamente. Tengo los dolores inherentes a un deporte como éste, las rodillas y la espalda, porque el impacto es muy alto, pero me encuentro muy bien sobre todo mentalmente, estoy muy tranquilo, muy liberado y la verdad es que se nota mucho en el nivel de esquí.

¿Está en su mejor estado de forma?

Esto ha llegado en el mejor momento. Es la prueba, es la carrera y estoy muy contento de que haya salido justo ahí. No tienes mucho tiempo para pensar, para cambiar cosas, tienes el tiempo justo para entrenar, coger un buen ritmo y competir. Cada semana tenemos una carrera o dos, entonces tienes que ir con todo el trabajo hecho de la pretemporada. El trabajo, insisto, había sido muy bueno, estábamos todos muy contentos porque sabíamos que el nivel lo teníamos, que el trabajo lo habíamos hecho bien y teníamos donde teníamos que estar. Hemos tenido un poco de mala suerte con las condiciones climatológicas, las carreras no eran propicias para los dorsales altos, había mucha marca, había que hacer mucho más camino que los primeros y era difícil estar cerca de esos tiempos, pero en cuanto ha llegado el frío se ha visto claramente el nivel que tenemos. Se ha visto que somos muy competitivos y que cuando podemos salir pronto en las primeras mangas, el nivel está ahí. Dentro de nuestro equipo todos teníamos mucha tranquilidad con eso. Tenía mucha confianza con el equipo, el material, el staff, todo el trabajo… pero siempre viene muy bien poder confirmarlo, demostrarlo y, sobre todo, en una carrera como esta, delante de toda la plana mayor del esquí alpino.

¿Qué se siente cuando las cosas salen tan bien?

Es una sensación muy intensa, muy buena, sobre todo por la euforia que genera hacer una buena manga. Yo tenía una espina un poco clavada de esa carrera, de hace cuatro años, porque es una carrera con una nieve muy dura, es una pista de patinaje, pero tuve un ‘focus’ muy bueno en ir a por todas. No quería dejarme nada en la pista, no quería tener remordimientos de esa manga. Fui con todo y me salió muy bien, me pude vaciar entero en la pista y ya solo por eso da una sensación de mucha euforia. Pero si además 45.000 personas te jalean, animan y aplauden, te vienes muy arriba. Es lo que pasó. La sensación es increíble, sientes que todo el público está contigo. Dije: “estaría bien hacer otra manga más para volver a sentir lo mismo”. Fue una experiencia increíble.

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