
¿Qué balance hace de la situación?
Es un balance complicado. Hubo muchas suspensiones y eso mermó el calendario. La pandemia nos ha mediatizado y hemos tenido problemas de todo tipo como encontrar sedes para desarrollar las actividades. Necesitamos el apoyo de los clubes y ha habido muchas restricciones. Nuestra estructura deportiva se ha mermado. Esperamos retomar la normalidad.
¿Cuáles son las expectativas?
Planificado está todo: ligas y competiciones están programadas. Poco a poco, sale la actividad y estamos ilusionados.
¿Se ha reflejado todo en las licencias?
Uno de los datos de esta situación es el descenso de licencias. Ahora estamos en 2.500. La situación en cada municipio es diferente, pero la ilusión por competir es lo que nos mantiene a todos. Si los chavales dejan de competir pierden la ilusión por ello y por entrenar.
¿Qué retos se marcan?
Como Federación tenemos dos vertientes: las competiciones de casa que son siete u ocho competiciones de natación, las ligas de waterpolo y cuatro competiciones de natación artística. Otra vertiente son las tecnificaciones y torneos con la Euskal Selekzioa. Hemos acudido ya a varios torneos y hay otros previstos.