
Para disminuir los riesgos debidos al entorno frío, el Comité de Seguridad y Asesoría Médica de la EMF-FVM, y con la colaboración de la Unidad de Vigilancia y Rescate de la Ertzaintza y la Dirección de Atención de Emergencias y Meteorología (DAEM) os ofrecemos unos consejos:
Asegúrate de estar en buen estado de salud y forma física. Si tenías algún problema de corazón, circulación sanguínea o respiratorio, o si estos días previos no te encontrabas bien, puede ser mejor dejarlo para otro día. El frío intenso exige mucho al organismo y al monte debemos ir a disfrutar; no a sufrir o enfermar. Lleva tres o cuatro capas de ropa. La interior, preferiblemente de tejidos sintéticos que no retengan el sudor, sino que lo evacúen hacía afuera. La siguiente puede ser un forro polar o un buen jersey de lana y, por fuera, un impermeable o chubasquero que, para la ocasión, mejor si es forrado. No olvides los guantes, gorro y gafas de sol. La nieve refleja mucha luz y puede afectar a los ojos.
Durante el ascenso, quítate parte de la ropa o abre sus cremalleras para evitar sudar con el esfuerzo. De lo contrario, las prendas se humedecerán y perderán parte de su capacidad de aislamiento, con lo que te enfriarás al parar arriba. Desayuna y almuerza bien, y bebe, porque el frío nos hace gastar más calorías y nos roba mucho líquido a través de la respiración, en forma de nubecillas de vapor. Un caldo poco salado o un té suave y algo azucarado pueden hidratarnos bien y aportar un agradable calor si los llevamos en un termo. Escoge bien calzado y calcetines. Mejor si llevas botas y que soporten bien el agua y la nieve. Que abriguen, pero que no te compriman los pies, porque tendrás peor circulación y pasarás frío. Y, lo más importante: actúa con sentido común y escucha a tu cuerpo.